EXTREMADURA

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VALLAS DEL TORO EN EXTREMADURA


1. MÉRIDA
2. TRUJILLO
3. PLASENCIA
4. CASAR DE CÁCERES
5. CALZADILLA DE LOS BARROS





     Valla del Toro de Trujillo , dirección Badajoz




 MÉRIDA

1.- TORO DE MÉRIDA. EXTREMADURA.  N-V PK 346

   Margen derecho dirección Sevilla






    MARGEN DERECHO DIRECCIÓN SEVILLA. N-V PK 346


   TORO DE MÉRIDA.   EXTREMADURA N-V PK 346

Para los viajeros que entran en España desde Portugal y toman la N-V en dirección Madrid o Sevilla, la valla del TORO de Mérida es la primera silueta que les da la bienvenida. Imponente y silencioso, este TORO se convierte en un símbolo de entrada, una puerta invisible al imaginario colectivo español que tantos reconocen al instante.

Al margen de los TOROS gallegos, que tienen su propia identidad marcada por el verde atlántico y las carreteras más sinuosas, el de Mérida es uno de los más occidentales de toda la península. Su ubicación, próxima a la histórica capital de la Lusitania romana, le otorga un simbolismo especial. Se levanta sobre una suave elevación del terreno, lo suficiente para dejarse ver con claridad desde la autovía, como si anunciara no solo el inicio de un país, sino también de un tipo de viaje distinto, más emocional, cargado de referencias culturales.

Su figura recortada contra el cielo extremeño –limpio, amplio, a menudo abrasador– se convierte en un hito para quienes llevan horas de carretera desde tierras lusas. El TORO de Mérida no solo marca el kilómetro, marca también un cambio de ritmo, un nuevo paisaje, una manera de entender la carretera. Es un aviso, una bienvenida y un recuerdo.










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2.- TRUJILLO (CÁCERES) Antigua N-V  P.K 257

AÑO 2014




Dirección Madrid, y a unos siete kilómetros antes de llegar a Trujillo, ya se vislumbra la silueta del pueblo en lo alto, coronada por su imponente castillo medieval. Es una estampa inconfundible que, incluso a gran distancia, capta la atención del viajero. La imagen evoca historia y grandeza, y no es difícil imaginar batallas, conquistas y leyendas ancladas en esas piedras centenarias.

Un poco más abajo, como si escoltara desde la distancia al casco antiguo, se recorta con firmeza la figura del TORO. Está rodeado de monte bajo y colocado estratégicamente para integrarse en el paisaje, formando una composición visual única junto con la ciudad de Trujillo. La silueta del astado dialoga con la del castillo, dos guardianes del terreno separados por siglos pero unidos por su fuerza simbólica.






Desde la autovía esta escena se disfruta a la perfección, especialmente si se circula con luz lateral al amanecer o al atardecer, cuando el perfil del pueblo y del TORO adquiere una belleza casi teatral. Sin embargo, si se desea contemplarlo de cerca o incluso fotografiarlo desde un ángulo privilegiado, habrá que abandonar la vía rápida y buscar algún desvío hacia la antigua N-V. Por ese camino, más lento y con sabor añejo, uno se adentra en otro ritmo de viaje, más íntimo, más pausado, y donde el TORO cobra toda su dimensión como hito cultural y emocional del paisaje extremeño.






El TORO de Trujillo cumple de sobra su mensaje a larga distancia, se recorta en el horizonte como pocos. También a diferencia de los TOROS que han sido engullidos por la industria y carreteras, esta valla conserva un entorno que emborracha de puro campo.









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3.- PLASENCIA (CÁCERES) N-630 P.K. 488








Rodando por la N-630, entre rectas y curvas, uno se da cuenta rápidamente de qué están hechas estas tierras. Pueblos como Guijuelo, Béjar, Hervás o Baños revelan un paisaje dominado por encinas, alcornoques y una ganadería magnífica que se reparte a lo largo de las dehesas.

Pasada Plasencia, la carretera continúa serpenteando junto a la moderna A-66. A la altura del kilómetro 488, en el margen derecho, emerge la silueta inconfundible del TORO de Plasencia. Está situado a media ladera, rodeado de jaras, tomillares y arbustos bajos. Su ubicación, sobre un terreno relativamente llano, le permite ser visible desde ambos sentidos con claridad. Parece observar desde su atalaya silenciosa el discurrir constante de vehículos y paisajes, como testigo eterno del viaje.

 











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4.- CASAR DE CÁCERES ( CÁCERES) N-630 P.K. 535

No muy lejos del kilómetro 488 y siempre en dirección sur por la N-630, el paisaje se mantiene constante: dehesas, encinas, jaras y algún que otro ganado que parece inmóvil bajo el sol. Sólo el embalse de José María Oriol rompe esa continuidad.

 A medida que uno se acerca al kilómetro 535, el terreno se torna más húmedo y aparece la silueta de la vieja estación de tren, casi olvidada, junto a la vía férrea.

  Muy cerca de allí, en una suave elevación, se encuentra la valla del TORO del Casar de Cáceres. Su figura domina el entorno, como un centinela inmóvil entre la vegetación baja y los sonidos amortiguados de un entorno que parece suspendido en el tiempo.




    CASAR DE CÁCERES ( CÁCERES) N-630 P.K. 535











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5.- CALZADILLA DE LOS BARROS (BADAJOZ) N-630 P.K 699











El TORO de Tierra de Barros

Si tuviera que quedarme con una imagen del TORO, sin duda sería ésta. Circulo por la N-432, el sol apenas ha comenzado a asomar y ni siquiera la visera ahumada logra suavizar su luz. Dejo atrás La Albuera y la ciudad de Badajoz, donde he dado buena cuenta de un desayuno extremeño: tostadas de pan con jamón, aceite, manteca colorá, pringá, caldillo... todo un abanico de sabores derivados del cerdo que hacen las delicias a primera hora.

La humedad del campo y su olor me acompañan en cada recta y curva. Una tenue neblina flota a ras de suelo, extendiéndose entre las encinas como un fino manto blanco que poco a poco se disipa con la subida del sol.

Paso Santa Marta y poco después llego a la altura de Feria. Esta localidad no deja indiferente: el cielo es de un azul profundo y contrasta con las casas blancas que se extienden a media ladera como una mancha luminosa. Dejo atrás Zafra y enlazo con la N-630. A la altura de Calzadilla ya se recorta la figura del TORO. Circulando hacia Fuente de Cantos, lo encontraremos en el margen izquierdo, en plena Tierra de Barros.

La carretera divide el campo en dos mitades bien distintas: a la derecha, el verde domina, con viñedos esperando la recolecta; a la izquierda, donde se alza el TORO, la tierra rojiza descansa, a la espera de ser cultivada.

El TORO del sur de Extremadura abre la puerta a una tierra llena de contrastes, aromas y sabor ibérico. Una postal viva que resume toda la esencia de esta ruta.

 



Como un gran sabueso, esperando ordenes sin importarle los kilómetros, en su salsa, a pie de carreteras secundarias que parezcan que no tengan fin, espera la FJ.



CALZADILLA DE LOS BARROS N-630 KM -699









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