MADRID
MADRID
VALDEMORO
CABANILLAS DE LA SIERRA
VILLAREJO DE SALVANÉS
Que os voy a contar que no sepáis de Madrid. Madrid, centro de todo, hasta de sus carreteras y de “Madrid al Cielo” , para salir y para entrar.
El tráfico en Madrid, como siempre, está a tope, pero la moto va perfecta y en un fugaz paseo me planto frente a la valla de Valdemoro. El lugar es ideal para sacar fotos, aunque el sol está justo detrás de la estructura.
Este “TORO” se esconde: puedes pasar por la carretera sin siquiera verlo. Es de
los que llamo “de urbe” o “industrial”, pues el crecimiento de la ciudad se lo
ha comido y ya no recorta su silueta en el horizonte.
Esta valla data de 1957 y es la primera que fue instalada. La valla pesa 4000 kilos, con una superficie de 150 m2.
Estamos en vísperas de Navidad de 2015. Hoy por fin tengo la oportunidad de arrancar la moto tras muchos días de letargo. El tiempo acompaña, aunque el cielo luce un tono plomizo y nubes que corren rápidas a escasa altura. La temperatura al circular ronda los 13º, y de vez en cuando el sol se asoma, dándole un toque alegre al viaje.
Voy en busca de un TORO que se encuentra en Fresno de la Fuente, Castilla y León. El campo está de un verde nuevo, gracias a las recientes cosechas, y da gusto verlo. A la altura de Torrelaguna, un águila me saluda rozando la carretera.
Circulando por la N-I, en el kilómetro 54, me topo con un TORO inesperado, en el margen derecho sentido Burgos. No tenía conocimiento de esta valla. Es difícil de ver a simple vista, con la ladera de fondo pintada de marrones y verdes que casi lo camuflan. Me fijo en él gracias a un control policial que han puesto de sorpresa y que ha detenido el tráfico. También compruebo que el acceso es complicado y no hay un buen sitio para fotografiarlo. Paro donde no debo y hago las fotos que puedo.
Sigo viaje hacia el norte y, sobre el kilómetro 123, el frío empieza a apretar, la visera se llena de agua y el fuerte viento dificulta mantener la moto en el carril. Es momento de dar la vuelta. El TORO de Fresno de la Fuente tendrá que esperar.
Toro de Cabanillas en diferente ángulo y estación.
Margen derecho dirección Madrid
En mis primeros encuentros con esta valla la bauticé como el "TORO enjaulado". La sensación que me transmitió fue la de estar atrapado entre barreras naturales y humanas, como si la carretera y el entorno lo hubieran acorralado. Durante esa primera visita, como me ha ocurrido con otros TOROS, no logré encontrar un punto óptimo para fotografiarlo. Las vistas que conseguí entonces eran limitadas, así que decidí que tendría que volver más adelante.
Pasaron varios meses hasta que, tras explorar la zona con más calma, descubrí los caminos adecuados que llevan hasta él. Uno de esos caminos parte del pueblo de Villarejo, y en una caminata agradable entre campos y suaves lomas te va acercando, paso a paso, a la silueta del TORO.
No es una valla que se adivine con facilidad desde lejos. Circulando dirección Madrid, aparece de forma repentina, en una subida con ligera curva, sin tiempo para prepararse a contemplarlo. En cambio, si vienes desde Valencia y el amanecer te acompaña, lo verás recortado contra el horizonte, con el sol naciente justo detrás. Una estampa poderosa y serena, de esas que hacen que merezca la pena el viaje.
Comentarios
Publicar un comentario