LA RIOJA
LA RIOJA
VALLAS DEL TORO EN LA RIOJA
1. SAN ASENSIO (LOGROÑO) N-232 P.K. 436
2. NAVARRETE (LOGROÑO) CRUCE N-232 P.K. 416
1.- SAN ASENSIO (LOGROÑO) N-232 P.K. 436
Margen
derecho dirección Vitoria.
Sin duda, el camino permanece más en tus recuerdos cuando circulas en moto que en coche; las sensaciones y los olores son muy diferentes. Circulando por la N-232, a la altura de las localidades de Cenicero y Torremontalbo, por un momento siento que estoy en el sur de España: huele a viña. Lo que veo a mi alrededor habla mucho del mundo del vino, y me doy cuenta de a qué se dedican estas tierras.
Antaño, la valla tenía el cometido de publicitar espléndidos vinos; ahora, con su nuevo propósito —más como símbolo o emblema nacional—, permanece en estas fincas rodeada de viñedos y cultivos que hacen las delicias del paladar y de la buena mesa.
En una pequeña loma, muy cerca del río Ebro, se encuentra la valla de San Asensio. Esta magnífica estructura recuerda a otras vallas de tierras andaluzas por su estampa y magnífico recorte. El símbolo está situado en el margen derecho de la carretera si circulamos en dirección norte, y ofrece buenas vistas en cualquier dirección desde la que se observe.
La valla y las viñas son la conjunción perfecta. No se puede negar que, sin viñas, no habría existido la valla.
2.- NAVARRETE (LOGROÑO) CRUCE N-232 P.K. 416
Margen derecho dirección Logroño
En un viaje largo, con la cabeza dentro del casco, puedes llegar a pensar mil cosas, soñar o incluso inventarte una novela.
No me gusta el término “motero”; prefiero motorista, conductor de motos o motocicletas, porque creo que nos define mejor. La palabra “motero” queda abierta a la imaginación, dando rienda suelta a todo aquello que rodea esta afición: la vestimenta del piloto, los accesorios o complementos de la moto, sin olvidar el comportamiento de quienes conducen las máquinas, a veces alejado de la verdadera filosofía de la motocicleta.
Una vez me preguntaron si para conducir una moto había que ir de negro. Claro que no hace falta; tampoco es necesario llevar parches de calaveras para hacer grandes viajes, aunque, por supuesto, cada uno va como quiere.
Recuerdo conversaciones entre motoristas en las que relataban interminables horas sobre la moto, a veces solo para saludar a un amigo o por puro placer. Esto demuestra hasta qué punto quienes amamos la moto no entendemos de horarios ni nos importa levantarnos a las cinco y media de la mañana para arrancar la máquina y recorrer setecientos o más kilómetros solo para hacer una foto, como en este caso.
En uno de esos viajes me veo casi a oscuras, rodando con la escasa iluminación de la FJ hacia el pueblo de Jadraque (Guadalajara). Digo “casi” porque me acompaña una imponente luna llena que me ayuda a ver mejor la carretera. Intento hacer malabares para no perder de vista ni la luna ni el camino. Estoy sobre la C-1003 y la M-101, dirección a Almazán y Navarrete. El madrugón tiene su recompensa reflejada en el paisaje y en el despuntar del amanecer.
En un momento del trayecto, me sorprende lo que más temo por las mañanas: un corzo y una bandada de perdices que casi puedo tocar me cruzan la carretera.
Navarrete es el TORO del “Camino francés”. Esta valla se encuentra en pleno “Camino de Santiago” y pertenece a un tramo del Camino Francés. La valla mira hacia Santiago, al oeste, donde se encuentra Navarrete. Desde donde estoy también se ve el TORO, situado en un pequeño cerro que permite que sea visible desde varios puntos a la redonda. Sin embargo, verlo desde el camino por donde transitan los peregrinos es más difícil, ya que lo tapan árboles y edificaciones próximas.
Para llegar a Navarrete desde Madrid he elegido la siguiente ruta: Guadalajara, Jadraque, Almazán, N-101, Isla Llana y Navarrete.
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